Hubo una vez en la historia del mundo, un día terrible en el que el odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes convocó a una reunión urgente con todos ellos. |
Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos mas perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cual era el propósito. Cuando estuvieron todos hablo el Odio y dijo: “los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien". Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el Odio que estaba hablando y el siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre si quien seria tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos. Quiero que maten al "Amor", dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más que uno le tenía ganas. El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: "Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocare tal discordia y rabia que no lo soportara". Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron tan decepcionados. Lo siento, lo intente todo pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante. Fue entonces cuando muy diligente se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder y dijo: "En vista de que El Mal Carácter fracaso, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará. Y empezó la ambición el ataque hacia su víctima quien, efectivamente cayo herida pero después de luchar por salir adelante renuncio a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo. Furioso el Odio, por el fracaso de la Ambición envío a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas. Pero el Amor confundido lloró, y pensó, que no quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció. Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envío a la Frialdad, al Egoísmo, La Indiferencia, la Pobreza, La Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba. El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: "Nada que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos. De pronto de un rincón del salón se levanto un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro y con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte: "Yo matare el Amor", dijo con seguridad. Todos se preguntaron quien era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. El Odio dijo, "ve y hazlo". Tan solo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después de mucho esperar por fin EL AMOR HABIA MUERTO. Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló: "Ahí les entrego el Amor totalmente muerto y destrozado" y sin decir más se marchó. "Espera" dijo el Odio, "en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿¿Quien eres??" Son muchas las amenazas que intentan minar el desarrollo del amor... pero sin lugar a dudas no hay otro peor que la rutina, el tedio, la falta de la emoción por el día a día. Todos los demás pueden ser muy dolorosos pero se pueden superar. La rutina se trata de una muerte lenta, silenciosa, invisible... pero tan eficaz como el más mortal de los venenos. El amor hay que cultivarlo, incentivarlo, desarrollarlo, explorarlo, sorprenderlo, elogiarlo, alimentarlo... día a día, pues esa el la única vacuna contra su peor enemigo: la rutina. |
Reflexiones sobre la vida humana y sus vicisitudes. Moralejas y lecciones de las que todos podemos aprender. Sobre la importancia de vivir el momento y tener la lucidez suficiente para saber disfrutarlo
Relax
jueves, 21 de enero de 2010
El día que trataron de acabar con el amor
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