Relax

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sábado, 28 de abril de 2012

EL LEÑADOR





"Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera. El sueldo era bueno, y las condiciones de trabajo, mejores aún, así que el leñador se propuso hacer un buen papel.
El primer día se presentó al capataz, que le dio un hacha y le asignó una zona del bosque. El hombre, entusiasmado, salió al bosque a talar. En un solo día cortó dieciocho árboles.
–Te felicito, sigue así –dijo el capataz.
Animado por estas palabras, el leñador se decidió a mejorar su propio trabajo al día siguiente. Así que esa noche se acostó temprano.
A la mañana siguiente se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo su empeño, no consiguió cortar más de quince árboles.
–Debo de estar cansado –pensó. Y decidió acostarse con la puesta del sol.
Al amanecer se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, ese día no llegó ni a la mitad. Al día siguiente fueron siete, luego cinco, y el último día estuvo toda la tarde tratando de talar su segundo árbol.
Inquieto por lo que diría el capataz, el leñador fue a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se estaba esforzando hasta los límites del desfallecimiento. El capataz le preguntó:
–¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez?
–¿Afilar? No he tenido tiempo para afilar: he estado demasiado ocupado talando árboles”.
Es obligatorio que paremos y afilemos nuestra hacha. La forma de hacerlo es conociendo las trampas en las que solemos caer por culpa de esa sensación de falta de tiempo.

domingo, 15 de abril de 2012

EL PROBLEMA




-Maestro - preguntó un hombre - quiero aprender de tu sabiduría. Me gustaría poder tomar la decisión adecuada en cada momento. ¿Qué debo hacer? ¿Por donde debo empezar?
En lugar de contestar, el sabio le formuló una pregunta:
- De una chimenea salen dos hombres. Uno con la cara tiznada y el otro con la cara limpia, ¿cuál de los dos irá a lavarse?
- Es evidente -dijo el hombre, sin pensarlo demasiado- que se lava la cara el que la tiene sucia.
- ¡En absoluto! –dijo, entonces, el sabio. ¡El que está limpio! Pues, éste, al ver al compañero sucio enfrente de él, se dice: “Ya que está sucio, yo también debo estarlo. Por lo tanto, tengo necesidad de ir a lavarme”. Mientras que el que está sucio, al ver a su compañero limpio, se dice: “Puesto que él está limpio, yo también debo estarlo. Por tanto no es necesario que vaya a lavarme”.
No siempre lo evidente acerca a la actitud adecuada. Ve a casa y piensa.
El hombre se fue y regresó a los quince días. Entonces le dijo al sabio:
- ¡Qué estúpido fui! Tenías razón. El que se lava la cara es el que la tiene limpia.
- En absoluto –contestó el sabio. ¡El que está sucio! Pues éste, al ver sus manos llenas de hollín, se dice: “¡Estoy sucio! Tengo que ir a lavarme”. Mientras que el que está limpio, al ver sus manos limpias, se dice: “Como no estoy sucio no tengo necesidad de lavarme...”.
La inteligencia y la lógica no siempre pueden darte una evaluación sensata de una situación. Sigue pensando.
El hombre regresó a su casa y pasados quince días volvió:
- ¡Ya sé, maestro! Los dos se lavan la cara. El que tiene la cara limpia, al ver que el otro la tiene sucia, cree que la suya está sucia y se lava; y el que la tiene sucia, al ver que el otro se lava la cara después de verlo, comprende que la tiene sucia y también se la lava.
El sabio hizo una pausa y luego añadió:
-No siempre la analogía y la similitud te servirán para llegar a la evaluación correcta si no es de una manera fortuita.
-No entiendo –dijo, desalentado, el hombre.
El sabio lo miró atentamente y le dijo:
-¿Cómo puede ser que dos hombres bajen por la misma chimenea y uno salga con la cara sucia y el otro con la cara limpia? Los dos, forzosamente, tienen que tener la cara sucia.
Cuando un problema está mal planteado, todas las soluciones son falsas.

VIVIR EN PAREJA







Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu. 
- Nos amamos - empezó el joven.
- Y nos vamos a casar - dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán. Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos. Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.
- Por favor - repitieron - ¿hay algo que podamos hacer?

El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra.
- Hay algo...- dijo el viejo después de una larga pausa -. Pero no sé...es una tarea muy difícil y sacrificada.
- No importa - dijeron los dos-. Lo que sea - ratificó Toro Bravo.
- Bien -dijo el brujo-. Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste?
La joven asintió en silencio.
- Y tú, Toro Bravo - siguió el brujo - deberás escalar la Montaña del Trueno; cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mi, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta...¡salgan ahora!.

Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur.... El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas. 
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo las aves cazadas. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.

- ¿Volaban alto?- preguntó el brujo. 
- Sí, sin duda. Como lo pediste... ¿y ahora? - preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?
- No - dijo el viejo-.
- Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne - propuso la joven-.
- No - repitió el viejo-. Harán lo que les digo: Tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero... Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero solo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre si hasta lastimarse. 
Este es el conjuro...
-Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure,vuelen juntos pero jamás atados.

jueves, 12 de abril de 2012

EL ESPEJO




Un día Susana, iba conduciendo su coche cuando de repente escuchó un ruido atronador, asustada paró el coche y al bajarse se dio cuenta que se le había pinchado una rueda. Estaba muerta de miedo, a sus 70 años y sola en una carretera por donde apenas pasaban coches y en medio del monte. Se estaba arrepintiendo de haber ido a ver a su prima Sofia cuando vio unas luces a lo lejos. Temerosa, no sabía si mandar a parar al coche que se acercaba hasta que el coche se paró.

Horas antes, Renato tuvo la peor noticia de su vida, su jefe le llamó a la oficina para decirle que no podía seguir pagándole. Renato era mecánico, y los coches eran su pasión. No sabía cómo iba a conseguir un empleo, y más con la crisis.

Renato iba de camino a casa cuando a lo lejos, vio a una señora mayor agachada al lado de una de las ruedas de un bmw antiguo pero flamante color marfil. Dudó en parar a la señora, pero pensó en el frio que hacía y en lo solitario de aquellos parajes.

Susana muerta de miedo y de desconfianza vio como un hombre de unos 50 años, se bajaba de un coche destartalado y sucio. Iba vestido con una camisa blanca y un pantalón azul, aunque tiraban más bien a negro. Susana pensó que no debería haberse puesto el collar de perlas que su anciano marido le había regalado con 22 años...

-¡Buenas noches señora! ¿necesita ayuda?- Preguntó REnato. Susana respondió con la cabeza a punto de llorar. Renato se dio cuenta del miedo de la pobre viejita.
-No se preocupe, me llamo Renato, soy mecanico y le cambiaré la rueda en un momento, si quiere metase en el coche para que no coja frio.
Susana se metió en el coche, y se sintió mal, había dudado de aquel hombre que le quería ayudar.

Cuando Renato terminó, Susana le dijo que si tenía que pagarle algo... Renato pensó que un dinero extra no le vendría mal, pero se había parado para ayudarla así que le respondió: -Mejor ayude usted a alguien que lo necesite, al igual que lo he hecho yo; nunca se sabe cuando vamos a necesitar la ayuda de alguien.

Susana muy feliz y contenta por ver la amabilidad de Renato fue a buscar a su prima Sofia, esta le iba a dar parte de la herencia de su tia-abuela, decidieron ir a tomar un cafe, sólo había mesa cerca de la barra. Después de un buen rato, vieron a la camarera que las había atendido llamar por telefono:" -Me han despedido, no puedo seguir aquí trabajando con 6 meses de embarazo... " Alcanzó a escuchar Susana... "pobre chica pensó..." al rato, pidió la cuenta, su prima había salido del bar cuando Susana dejó junto al dinero un sobre con los dos billetes de 500 euros y le dijo a la joven camarera esto es para ti ¡mucha suerte!

Susana se acordó de las palabras de REnato, ella ya estaba mayor y en realidad no necesitaba más dinero... tenía que ayudar a la chica...

Horas más tarde, Renato estaba preocupadisimo, su mujer estaba a punto de dar a luz y no tenían ni para llenar la nevera; los dos habían perdido su empleo el mismo día. EScuchó entrar a su mujer dando voces...

-¡Renato, Renato!!! ¿no te lo vas a creer? Hoy cuando me iba del bar, una señora llamada Susana me ha dado 1000 euros...

MORALEJA: nunca sabes cuando vas a necesitar la ayuda de los demás. Se generoso, que alguna vez lo serán contigo!

martes, 10 de abril de 2012

ENAMORAMIENTOS


Es habitual entre las personas con un alto sentimiento romántico la tendencia a creer en el amor a primera vista. Ven a alguien que nos atrae, y enseguida llegamos a la conclusión de que nos hemos enamorado, que en la otra persona se despertará unos sentimientos y sensaciones equivalentes, y eso es el comienzo de una bella historia que durará para siempre, como en los cuentos de hadas. La realidad suele ser un poco distinta en muchas ocasiones.
Existe la atracción a primera vista, una atracción (física, intelectual, emocional etc.), un enamoramiento. Surgen ganas de acercarnos, de acompañar, de conocer a esa persona que logra un efecto tan mágico en nosotros, con la esperanza de que les suceda lo mismo, mágicamente.
Yo creo que el amor lleva tiempo, va creciendo y asentándose con el correr de los meses y de los años. Un “te amo” al comienzo de una relación no es otra otra cosa que una expresión de deseos que, en mi opinión, significa, en realidad, “me encantaría que esta relación prospere”.
La gente que se enamora continuamente (y se desilusiona permanentemente) tiende a fantasear conque la atracción que experimenta es amor y que esa sensación tan agradable perdurará en el tiempo. En unos casos ello lleva a una relación estable, y otros que quedan solo en intenciones y una  linda coincidencia en el camino. Es importante no forzar situaciones y dejar fluir la comunicación y la situación. Lo que deba ser, será, pero si se presiona para que nuestros deseos se transformen en realidad y ese amor sí o sí prospere, no sabremos si esa persona es realmente para nosotros, ya que no la veremos tal cual es.
¡Hay que tener cuidado con los espejismos! Es hermoso sentirse atraído por alguien, conocerlo, tener mariposas en el estómago, estar pendientes del teléfono para ver si llama o si nos ha enviado un mensaje. Pero el amor, el verdadero amor, es otra cosa...

domingo, 8 de abril de 2012

ACTITUD


Una mujer muy sabia se despertó una mañana, se miró al espejo y notó que tenía solamente tres cabellos en su cabeza. 'Hummm' pensó, 'creo que hoy me voy a hacer una trenza'. Así lo hizo y pasó un día maravilloso.

El siguiente día se despertó, se miró al espejo y vio que solamente tenía dos cabellos en su cabeza. 'Hummm' dijo 'creo que hoy me peinaré de raya en medio'. Así lo hizo y paso un día grandioso.

El siguiente día cuando despertó se miró al espejo y notó que solamente le quedaba un cabello en su cabeza. 'Bueno' ella dijo 'ahora me voy a hacer una cola de caballo'. Así lo hizo y tuvo un día muy, muy divertido.

A la mañana siguiente cuando despertó corrió al espejo y enseguida notó que no le quedaba ni un solo cabello en la cabeza. 'Que bien' exclamó 'hoy no voy a tener que peinarme'.

La actitud es todo.
La vida no es esperar a que la tormenta pase. Es aprender a bailar bajo lo lluvia.

sábado, 7 de abril de 2012

LA RANA



Un grupo de ranas iban atravesando un bosque y dos de ellas cayeron en un hoyo muy profundo. El resto de las ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron que este era muy profundo, les dijeron a las dos ranas que se dieran por muertas.
Las dos ranas ignoraron los comentarios y trataron de saltar con todas sus fuerzas para salir del hoyo. Las demás ranas siguieron diciéndoles que se detuvieran, que se dieran por muertas.
Finalmente una de las ranas hizo caso a lo que las otras ranas estaban diciendo y se dio por vencida. Se dejó caer al suelo y murió.
La otra rana continuó saltando tan fuerte como pudo. Nuevamente el grupo de ranas le gritaron que ya no sufriera intentando salir y que mejor se dejara morir. La rana saltaba más y más fuerte y finalmente logró salir.
Esta rana era sorda y no le era posible escuchar a las demás. Ella pensó que sus compañeras estaban animándola todo el tiempo.
Esta historia nos enseña dos lecciones:

Nuestra boca tiene el poder de la vida y la muerte
y nuestras ganas, voluntad y coraje son capaces de vencer cualquier limitación.

viernes, 6 de abril de 2012

SER FELIZ



Desesperado, el discípulo le dijo al maestro:
— Necesito que alguien me ayude o voy a volverme loco. Vivo en una pequeña habitación con mi mujer, mis hijos y mis parientes, de manera que tenemos los nervios a punto de estallar y no dejamos de gritarnos y de increparnos los unos a los otros. Aquello es un verdadero infierno.
— ¿Me prometes que harás lo que yo te ordene? — le dijo el maestro con toda seriedad.
— ¡Te juro que lo haré!
— Perfectamente. ¿Cuántos animales tienes?
— Una vaca, una cabra, seis gallinas….. y alguno más.
— Mételos a todos en la habitación y vuelve dentro de una semana.
El discípulo se horrorizó, pero había prometido obedecer. De modo que lo hizo y regresó al cabo de una semana quejándose desconsoladamente:
— ¡Vengo hecho un manojo de nervios! ¡Qué suciedad, qué peste, qué ruido! ¡Estamos todos a punto de volvernos locos!
— Mete ahora el perro y el caballo y vuelve dentro de una semana.
Cuando el hombre regresó, ya no podía más. Su situación era insoportable.
— Ahora vuelve — dijo el maestro —, y saca a todos los animales afuera.
El hombre se marchó a su casa corriendo y regresó al día siguiente radiante de alegría:
— ¡Qué felicidad! Han salido todos los animales y aquello es ahora el paraíso. ¡Qué tranquilidad, qué limpieza, qué amplitud!

jueves, 5 de abril de 2012

EL PERRO





Un día un perrito entró en una casa abandonada y en una habitación se encontró con mil perritos que lo observaban fijamente. Vio, con asombro, que todos los cachorros comenzaron a mover la cola, justo en el momento en que él manifestó alegría. Luego ladró festivamente a uno de ellos, y el conjunto de canes le respondió de manera orquestada, idéntica. Todos sonreían y latían como él. Mientras se marchaba pensó que este era un lugar muy agradable, que volvería con frecuencia por allí.
Pasado un tiempo, otro perro callejero entró en la misma habitación, pero sorprendido y asustado empezó a gruñir, al tiempo que otros mil perros hacían lo mismo que él. Después les ladró con fuerza y los otros también hicieron lo mismo de una forma muy ruidosa. Cuando salió del cuarto pensó: “qué lugar más horrible, nunca regresare”
Naturalmente ninguno de los dos canes pudo leer el cartel que había en el exterior de la mansión: “La casa de los mil espejos”
Los rostros que observamos en el mundo son espejos. La vida, al igual que el eco o los espejos, nos devuelve lo que hacemos.

domingo, 1 de abril de 2012

MANOS ATADAS





Érase una vez un hombre que vivía como todos los demás. Un hombre normal. Tenía cualidades positivas y negativas. No era diferente.

Un día, llamaron repentinamente a su puerta, cuando salió se encontró con sus amigos. Eran varios y habían venido juntos. Sus amigos después de mantener una larga y amistosa charla con él, le ataron los pies y las manos para que no pudiera hacer nada malo (pero se olvidaron de decirle que así tampoco podría hacer nada bueno). Y se fueron dejando un guardián a la puerta para que nadie pudiera desatarle.

Al principio se desesperó y trató de romper las ataduras. Cuando se convenció de lo inútil de sus esfuerzos, intentó, poco a poco, acostumbrarse a su nueva situación.

Poco a poco consiguió valerse para seguir subsistiendo con las manos atadas. Inicialmente le costaba hasta quitarse los zapatos. Hubo un día en que consiguió liar y encenderse un cigarrillo, y empezó a olvidarse de que antes tenía las manos libres.

Pasaron muchos años, y el hombre comenzó a acostumbrarse a sus manos atadas. Mientras tanto su guardián le comunicaba, día tras día, las cosas malas que se hacían en el exterior los hombres con las manos libres (pero se le olvidaba decirle las cosas buenas que también hacían los hombres con las manos libres)

Siguieron pasando los años y el hombre llegó a acostumbrarse a sus manos atadas, y cuando, el guardián le señalaba que gracias a aquella noche en que entraron a atarle, él, el hombre de las manos atadas no podía hacer nada malo. ( pero se le olvidaba señalarle que tampoco podía hacer nada bueno).

El hombre comenzó a creer que era mejor vivir con las manos atadas. Además, ¡Estaba tan acostumbrado a las ligaduras...!

Pasaron muchos años, muchísimos años más..., un día sus amigos sorprendieron al guardián, entraron en la casa y rompieron las ligaduras que ataban las manos del hombre.

“¡Ya eres libre!”, le dijeron.

Pero habían llegado demasiado tarde, las manos del hombre estaban totalmente atrofiadas y, aunque así, con las manos libres ya no podía hacer cosas malas, tampoco podría ya hacer cosas buenas.


(P. Ortega)