Estaba maltratado y marcado de cicatrices, y aunque pensó que no valdría la pena malgastar tanto tiempo con el viejo violín, el subastador lo sostuvo en alto, sonriendo.
«¿Qué me ofrecéis, amigos?»—preguntó—.
«¿Quién quiere empezar las ofertas?».
«Un dólar, un dólar...»
y después, ¡dos! ¿Sólo dos?.
«Dos dólares, ¿quién me da tres?».
«Tres dólares, a la una; tres dólares, a las dos; a las...»
Pero no, desde el fondo del salón, un hombre de pelo gris Se adelantó a coger el arco y, después de sacudir el polvo del viejo instrumento y volver a tensarle las cuerdas, tocó una melodía tan dulce y tan pura como las canciones que cantan los ángeles.
Terminada la melodía, el subastador, en voz baja y grave, volvió a preguntar;
«¿Cuánto me ofrecéis por el viejo violín?»
Y levantó el violín y el arco.
«Mil dólares, ¿quién ofrece dos?,
¡Dos mil, a la una! ¿Quién ofrece tres?.
Tres mil, a la una; tres mil, a las dos, y tres mil;
a las tres, ¡adjudicado!», concluyó.
La gente aplaudía, aunque algunos lloraban:
«No entendemos bien qué fue lo que cambió su valor», preguntaban, y la respuesta fue rápida:
«El toque de una mano maestra».
De ese modo más de un hombre de vida desafinada, marcado por los golpes y cicatrices del destino, como al viejo violín, se lo ofertan barato a los indiferentes, por un plato de sopa, por un vaso de vino; y hecha la jugada, sigue su camino.
«Adjudicado» una vez, y «adjudicado» la segunda, «Adjudicado», y casi «está vendido».
Pero llega el "maestro", y la multitud estúpida jamás alcanza a entender del todo cuál es el valor de un alma, ni el cambio que opera el toque de la mano del "maestro".
una exxxelente hisoria loco
ResponderEliminaruna exxxelente hisoria loco
ResponderEliminarPreciosa historia y verdadera. Cuantas criaturas se pierden por no ser educados con decencia.
ResponderEliminarYo vivo en un sitio, Alameda Norte de Sevilla y los niños que hay aquí son terribles. Lo único que sirven es para dar pelotazos a las casas, apedrear las ventanas, y estallar petardos para mal de los animales, matar los nidos de los pájaros y otras lindezas amén de insultar a los ancianos, sobre todos si son mujeres y un día para ganarmelos les ofrecí una colección preciosa de libros de temas juveniles como los de Julio Verne y salieron corriendo como si les fuese a llevar el diablo y ya son tantos años los que llevo soportándolos que hasta comprendo a Mt. Scrooge, el malhumorado anciano de Cuentos de Navidad.
Este texto es excelente aplicado al proceso enseñanza- aprendizaje; como docente si puedo manifestar que he tenido la gran satisfacción de llegar a mis estudiantes con amabilidad, comprensión y hacerlos sentir bien como personas, a veces he palpado mis lágrimas junto a ellos; pero me siento feliz ayudando a resolver la multitud de problemas que se les presenta en la vida cotidiana; nuestra misión como docentes debe ser siempre hacerlos sentir útiles,sacarlos de la mediocridad, que renazcan sus valores que amen la vida y volver a escuchar la dulce melodía como el viejo violín. Y que nuestros alumnos confién en cada uno de sus maestros y no tengan miedo de adentrarse en lo positivo y siempre agradecer a Dios que nos ilumina en los momentos difíciles con fe y optimismo serán hombres y mujeres de bien en la sociedad.
ResponderEliminar