Hablamos, hablamos y hablamos.... Muchas veces nos vemos inmersos en un parloteo incesante. No sabemos mantener el silencio, no sabemos elegir las palabras adecuadas y necesarias. Buscamos algo que contar, que decir, sin pensar en los efectos que puede tener el mensaje que lanzamos. La mente muchas veces nos traiciona y nos sume en un torbellino de ideas que en la mayoría de las ocasiones nada aporta. El saber escuchar es signo de sabiduría, el saber que merece la pena ser dicho es prueba de madurez y equilibrio.
"El joven discípulo de un filósofo sabio lo visita y le dice:
- Maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de vos con malevolencia.
- ¡Esperá! lo interrumpe el filósofo ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
- ¿Las tres rejas?
- Si. La primera es la VERDAD. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
- No. Lo oí comentar a unos vecinos.
- Al menos lo habrás hecho pasar por le segunda reja, que es la BONDAD. ¿Es bueno para alguien lo que me vas a decir?
- No. en realidad no. Al contrario ...
- La última reja es la NECESIDAD ¿Es necesario hacerme saber lo que tanto te inquieta?
- A decir verdad, no.
- Entonces, dijo el sabio sonriendo, si no es VERDADERO, ni BUENO, ni NECESARIO, sepultémoslo en el olvido"
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