Un paseante vio una vez a un pastor que, subido a
una escalera, daba de comer de las tiernas ramas de un árbol a una cabra que
llevaba en brazos. A cada rato debía bajarse de la escalera y buscar una nueva
posición donde subirse, para que la cabra comiera hojas verdes. Intrigado,
preguntó a aquel hombre:
-¿Qué haces ahí subido a la escalera?
-¿No lo ves? -contestó el pastor-. Doy de comer a la
cabra.
-¿Y cómo se te ocurre hacer eso? -volvió a preguntar
de nuevo-. No ves que así vas a tardar muchísimo tiempo?
-¿Y qué prisa tiene la cabra?
Todo depende, en definitiva, de la perspectiva con la que se observen las cosas...
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