Una vieja tradición permite que un buscador pase la noche en un templo siempre y cuando derrote a un religioso en una discusión sobre espiritualidad.
En un lejano templo vivían dos hermanos, ambos religiosos. El mayor podría considerarse como un sabio mientras que el menor, siendo algo tonto, había perdido un ojo en su infancia. Una noche llega un buscador que, deseoso de hospedarse, pide tener una discusión sobre espiritualidad. El hermano mayor estaba cansado, así que permite que su hermano menor tome su lugar.
Al poco rato, el buscador se retira del templo, no sin antes decirle al religioso que había sido derrotado por su brillante hermano.
- Cuéntame la discusión, por favor – requirió el religioso.
- Muy bien – contestó el buscador. Primero levanté un dedo representando a Dios. Su hermano levantó dos dedos, representando a Dios y sus enseñanzas. Yo le enseñé tres dedos, simbolizando a Dios, sus enseñanzas y sus discípulos viviendo en armonía. Luego su hermano cerró con fuerza su puño y lo acercó a mi rostro, dando a entender que todo eso proviene de un solo Entendimiento. Así ganó la discusión y yo no puedo pasar la noche aquí.
Momentos después, el hermano menor aparece persiguiendo desesperadamente al buscador.
- Entiendo que ganaste el debate – exclamó el hermano mayor
- ¡Yo no gané nada! ¡Quiero destrozarlo!
- Cuéntame la discusión, por favor.
- Muy bien – contestó el hermano menor. Primero levantó un dedo burlándose de mi único ojo. Como era un buscador, pensé que sería bueno felicitarlo porque él tiene dos, así que levanté dos dedos. Luego y de manera muy impropia, el buscador me mostró tres dedos, dando a entender que entre los dos sólo teníamos tres ojos. Esto me enfureció y le mostré mi puño para pegarle pero salió corriendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario