Había una vez, hace muchos años en un
lejano país, un emperador que quería elegir como primer ministro a su
súbdito más sabio y prudente.
Se presentaron un gran número de candidatos, de todos los confines del país.
Tras una larga serie de difíciles pruebas, tan solo quedaron tres aspirantes.
El emperador les anuncio:
“He aquí el ultimo obstáculo, el
ultimo desafío. Se os encerrara a los tres en una sala. La puerta tendrá
una cerradura solida y complicada. El primero que consiga salir será el
elegido.”
Dos de los postulantes, que eran muy
sabios, se pusieron enseguida a hacer arduos cálculos. Alineaban
interminables columnas de números, trazaban complicados esquemas,
diagramas herméticos…
De cuando en cuando, se levantaban, examinaban la cerradura con aire pensativo y regresaban suspirando a sus trabajos.
El tercero, sentado en una silla, meditaba sin decir nada.
De repente, se levanto, fue hacia la puerta y girando el pomo la abrió, saliendo por ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario