Relax

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martes, 31 de julio de 2012

RESPUESTAS





Un señor va a visitar a un sabio y le dice:
—Yo quiero que me enseñes tu sabiduría porque quiero ser sabio; quiero poder tomar la decisión adecuada en cada momento. ¿Cómo hago para saber cuál es la respuesta indicada en cada situación?
Entonces, el sabio le dice:
—En lugar de contestarte te voy a hacer una pregunta: Por una chimenea salen dos señores, uno de ellos con la cara tiznada y el otro con la cara limpia, ¿cuál de los dos se lava la cara?
—Bueno, eso es obvio —dice el hombre—, se lava la cara el que la tiene sucia.
Y el sabio le contesta:
—No siempre lo obvio es la respuesta indicada. Anda y piensa.
El hombre se va, piensa durante quince días y regresa contento para decirle al sabio:
—¡Qué estúpido fui! Ya me di cuenta: el que se lava es el que tiene la cara limpia. Porque el que tiene la cara limpia ve que el otro tiene la cara sucia y entonces piensa que él mismo también la tiene sucia. Por eso se lava. En cambio, el que tiene la cara sucia ve que el otro tiene la cara limpia y piensa que la de él también debe estar limpia. Por eso no se lava.
—Muy bien —agrega el sabio—, pero no siempre la inteligencia y la lógica pueden darte una respuesta sensata para una situación. Anda y piensa.
El hombre regresa a su casa a pensar. Pasados quince días vuelve y le dice al sabio:
—¡Ya sé! Los dos se lavan la cara. El que tiene la cara limpia, al ver que el otro la tiene sucia, cree que la suya también está sucia y por eso se lava. Y el que tiene la cara sucia, al ver que el otro se lava la cara piensa que él también la tiene sucia y entonces también se la lava.
El sabio hace una pausa y luego añade:
—No siempre la analogía y la similitud te sirven para llegar a la respuesta correcta.
—No entiendo —dice el hombre.
El sabio lo mira atentamente y le dice:
—¿Cómo puede ser que dos hombres bajen por una chimenea, uno salga con la cara sucia y el otro con la cara limpia?

jueves, 26 de julio de 2012

EL ZORRO


Una vez un hombre vio a un zorro inválido y se preguntó cómo haría para estar tan bien alimentado. Decidió pues, seguirlo y descubrió que se había instalado en un lugar donde solía ir un gran león a devorar a sus presas. Cuando el león terminaba de comer, se alejaba y entonces el zorro iba y se alimentaba a placer.

El hombre se dijo:

-Yo también quiero que el destino me ofrezca de igual manera.

Y se marchó a un pueblo y se sentó en una calle cualquiera a esperar. Pasó el tiempo y no sucedió nada, excepto que cada vez estaba más hambriento y débil. Entonces, en su debido momento, escuchó una voz interior que le dijo:

-¿Porqué quieres ser como un zorro que busca la manera de beneficiarse de otros?, ¿por qué no ser como un león para que otros se beneficien de ti?

viernes, 20 de julio de 2012

CONCENTRACION







Después de ganar varios concursos de arquería, el joven y jactancioso campeón retó a un maestro Zen que era reconocido por su destreza como arquero. El joven demostró una notable técnica cuando le dió al ojo de un lejano toro en el primer intento, y luego partió esa flecha con el segundo tiro. "Ahí está", le dijo el viejo, "¡a ver si puedes igualar eso!". Inmutable, el maestro no desenfundo su arco, pero invitó al joven arquero a que lo siguiera hacia la montaña. Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió hacia lo alto de la montaña hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un frágil y tembloroso tronco. Parado con calma en el medio del inestable y ciertamente peligroso puente, el viejo eligió como blanco un lejano árbol, desenfundó su arco, y disparó un tiro limpio y directo. "Ahora es tu turno", dijo mientras se paraba graciosamente en tierra firme. Contemplando con terror el abismo aparentemente sin fondo, el joven no pudo obligarse a subir al tronco, y menos a hacer el tiro. "Tienes mucha habilidad con el arco", dijo el maestro, "pero tienes poca habilidad con la mente que te hace errar el tiro".

jueves, 19 de julio de 2012

DEL AMOR





Había una princesa que estaba locamente enamorada de un capitán de su guardia y, aunque sólo tenía 17 años, no tenía ningún otro deseo que casarse con él, aún a costa de lo que pudiera perder.


Su padre que tenía fama de sabio no cesaba de decirle:

-No estás preparada para recorrer el camino del amor. El amor es renuncia y así como regala, crucifica. Todavía eres muy joven y a veces caprichosa, si buscas en el amor sólo la paz y el placer, no es este el momento de casarte.

-Pero, padre, ¡sería tan feliz junto a él!, que no me separaría ni un solo instante de su lado. Compartiríamos hasta el más profundo de nuestros sueños.

Entonces el rey reflexionó y se dijo:

-Las prohibiciones hacen crecer el deseo y si le prohíbo que se encuentre con su amado, su deseo por él crecerá desesperado. Además los sabios dicen: “Cuando el amor os llegue, seguidlo, aunque sus senderos son arduos y penosos”.

De modo que al fin le dijo a su hija:

-Hija mía, voy a someter a prueba tu amor por ese joven. Vas a ser encerrada con él cuarenta días y cuarenta noches. Si al final sigues queriéndote casar es que estás preparada y entonces tendrás mi consentimiento.

La princesa, loca de alegría, aceptó la prueba y abrazó a su padre. Todo marchó perfectamente los primeros días, pero tras la excitación y la euforia no tardó en presentarse la rutina y el aburrimiento.


Lo que al principio era música celestial para la princesa se fue tornando ruido y así comenzó a vivir un extraño vaivén entre el dolor y el placer, la alegría y la tristeza. Así, antes de que pasaran dos semanas ya estaba suspirando por otro tipo de compañía, llegando a repudiar todo lo dijera o hiciese su amante.


A las tres semanas estaba tan harta de aquel hombre que chillaba y aporreaba la puerta de su recinto. Cuando al fin pudo salir de allí, se echó en brazos de su padre agradecida de haberle librado de aquel a quién había llegado a aborrecer.


Al tiempo, cuando la princesa recobró la serenidad perdida, le dijo a su padre:

-Padre, háblame del matrimonio.

Y su padre, el rey, le dijo:

-Escucha lo que dicen los poetas de nuestro reino:

“Dejad que en vuestra unión crezcan los espacios.
Amaos el uno al otro, más no hagáis del amor una prisión.
Llenaos mutuamente las copas, pero no bebáis de la misma.
Compartid vuestro pan, más no comáis del mismo trozo.
Y permaneced juntos, más no demasiados juntos,
pues ni el roble ni el ciprés, crecen uno a la sombra del otro”.

martes, 10 de julio de 2012

AMORES NO CORRESPONDIDOS






Hoy transcribo parte de una carta que por casualidad llego a mis archivos hace unos días. Hace referencia al "amor no correspondido". Pocas cosas son tan complejas como los sentimientos en los que se entrelazan ilusiones y temores. Es curioso como estas situaciones se dan todos los días, como realmente pocas cosas son tan complicadas como el denominado "amor". 

Es una materia donde nadie es maestro y todos somos aprendices...

"Hola, a decir verdad no se que me motivo a escribir esto, tal vez el expulsar de mi todo lo que siento ya que llorar no tiene sentido.

Entendí que solo fui algo pasajero en tu vida, algo que quizas no llegó a calar ni como recuerdo, o tal vez ni como ilusión correspondida.

Que hice, no lo se, que no hice, tal vez nunca lo sepa. Quizás construí en ti ese alguien que necesitaba, que me ayudara a vivir, que hiciera soportable mi vida. Quizas malinterpreté tu sonrisa, tu mirada, que se yo!. Quizás te vestí con la magia e ilusión de mil caricias, de mil besos.

Puede que en un ligero instante de la infinidad del tiempo me halla ganado tu aprecio, o tu amor, o quizás solo fue parte de la imaginación de mi corazón, algo que inventé y en que creí con todas mis fuerzas, no lo se.

Ahora solo me queda decirte adiós y gracias. Gracias por llenarme de magia en esos dias grises con que yo amanecía, por hacerme respirar ese aire puro que necesitaba, aunque haya sido todo una ilusión, un sueño.

Brindo por ti, mi sueño, y porque el viento lleve estas frases a ti ya que se, esta será una carta más perdida en el tiempo, empolvada con el pasado en el desvan de los recuerdos, de esas cartas que no llevan ni destinatario ni remitente, y sólo laten por convertirse en un bello recuerdo.

Eternamente tuyo, en ese breve espacio de tiempo en el cual nunca pudimos coincidir...

Adios..."

Quizás la clave del enigma se encuentre en no entender que los sentimientos son prácticamente imposibles de controlar, que no hay sentimientos eternos, que a las personas no "se nos enamora" sino que nos "enamoramos", que el amor es distinto del enamoramiento, que cada uno somos responsables y fuentes de nuestra felicidad, que debemos aprender a vivir con nuestras emociones de forma equilibrada... y tantas cosas más. 

Para reflexionar...  

jueves, 5 de julio de 2012

TELEVISOR




Mientras oraba antes de acostarse, un niño pidió con devoción:

"Señor, esta noche te pido algo especial: conviérteme en un televisor. Quisiera ocupar su lugar. Quisiera vivir lo que vive la tele de mi casa. Es decir, tener un cuarto especial para mí y reunir a todos los miembros de la familia a mí alrededor.

"Ser tomado en serio cuando hablo. Convertirme en el centro de atención y ser aquel al que todos quieren escuchar sin interrumpirlo ni cuestionarlo. Quisiera sentir el cuidado especial que recibe la tele cuando algo no funciona.

"Y tener la compañía de mi papá cuando llega a casa, aunque este cansado del trabajo. Y que mi mamá me busque cuando esté sola y aburrida, en lugar de ignorarme. Y que mis hermanos se peleen por estar conmigo.

"Y que pueda divertirlos a todos, aunque a veces no les diga nada. Quisiera vivir la sensación de que lo dejen todo por pasar unos momentos a mi lado".

"Señor, no te pido mucho. Sólo vivir lo que vive cualquier televisión".



Este cuento nos invita a reflexionar sobre la calidad de nuestro tiempo, sobre qué cosas merecen nuestra atención. Muchos escapamos de la rutina diaria a través de cosas “vacías” como la televisión, juegos de ordenador, salir de juerga, chats, u otras cosas que absorben nuestro tiempo más de lo necesario. A veces nos focalizamos demasiado en cosas que no nos aportan nada ni nos enriquecen (o que incluso nos perjudican) descuidando cosas importantes: intentemos priorizar nuestro tiempo y dedicarle nuestra atención a cosas que lo merecen en su justa medida.

martes, 3 de julio de 2012

VANIDAD





Cierta vez, un sabio sufí requirió a sus discípulos que le comunicasen cuáles eran las vanidades que habían tenido ellos antes de
iniciar sus estudios con él.
El primero dijo:
- Yo imaginaba ser el hombre más hermoso del mundo.
EL segundo dijo:
- Yo creí que, en mi condición de religioso, era uno de los elegidos.
El tercero dijo:
- Yo me creí capaz de enseñar.
El cuarto dijo:
- Mi vanidad fue mayor que todas ésas, pues creí que podía aprender.
El sabio observó:
- La vanidad del cuarto discípulo sigue siendo la mayor: la vanidad de mostrar que en un tiempo tuvo la máxima vanidad