Relax

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martes, 2 de agosto de 2011

ODIO




Dos hombres habían compartido injusta prisión durante largo tiempo en donde recibieron todo tipo de maltratos y humillaciones. Una vez libres, volvieron a verse años después. Uno de ellos preguntó al otro:

- "¿Alguna vez te acuerdas de los carceleros?"

- "No, gracias a Dios ya lo olvidé todo", contestó. "¿Y tú?"

- "Yo continúo odiándolos con todas mis fuerzas", respondió el otro.

Su amigo lo miró unos instantes, luego dijo:

- "Lo siento por ti. Si eso es así, significa que aún te tienen preso"

2 comentarios:

  1. Querido Jose, qué cierta es la moraleja de este cuento... ¡Hay que ver lo presos que nos tienen nuestros rencores! Y peor aún cuando se entremezclan otros sentimientos como el amor o la ira. Entonces sí que está uno perdido.
    Un afectuoso saludo desde el norte

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  2. No hay nada como liberarse del rencor y del odio... la sensación de liberación es tremenda. Un abrazo Beatriz.

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