Relax

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viernes, 30 de noviembre de 2012

OBJETIVOS



Un hombre decidió consultar a un sabio sobre sus problemas, tras un largo viaje hasta el paraje donde aquel maestro vivía, el hombre finalmente pudo dar con él:

- Maestro, vengo a usted porque estoy desesperado, todo me sale mal y no sé que hacer para salir adelante.

El sabio contestó: 

- Puedo ayudarte con esto, ¿sabes remar?

Un poco confundido el hombre contestó que si, entonces el maestro le acompañó hasta un lago, juntos subieron a un bote y el sabio le dijo al hombre que remase hasta el centro del lago,

- ¿Va a explicarme ahora cómo mejorar mi vida?  - dijo el hombre,

El sabio seguía disfrutando del viaje sin prestar atención, al llegar al centro del lago el maestro le dijo:

- Acerca tu cara al agua y dime qué ves

- El hombre se asomó por encima del pequeño bote y tratando de no perder el equilibrio acercó su rostro todo lo que pudo, de repente el anciano le empujó y le tiró al agua, al intentar salir, el anciano le sujetó impidiendo que subiera a la superficie, desesperado, el joven manoteó, pataleó, gritó inútilmente bajo el agua, cuando estaba casi ahogado, el sabio le soltó y le permitió subir.

Una vez en el bote, entre toses y ahogos el hombre gritó 

- ¿Esta usted loco? ¿no se da cuenta que casi me ahoga?,

Con el rostro tranquilo el maestro le preguntó:

- Cuando estabas bajo el agua ¿que era lo que más deseabas?

- Respirar por supuesto!!! 

- Bien, pues cuando luches para salir adelante con la misma fuerza con la que luchabas por respirar, entonces estarás preparado para triunfar.

domingo, 25 de noviembre de 2012

RECORDÁNDOSE A SI MISMO


Un día un caminante andaba perdido por el campo, estaba muy preocupado porque era muy tarde y no recordaba por donde era su casa, entonces escuchó que alguien sollozaba y sollozaba, – ¿de dónde vendrá aquel llanto? – se preguntaba y entonces, fijó su mirada hacia abajo.

Caminante: Ah, eras Tú piedrecilla, dime ¿Por qué lloras?

Piedrecilla: Porque nadie me quiere y todos me ignoran.

Caminante: Por qué dices esas cosas tan feas piedrecilla.

Piedrecilla: Porque dicen que soy muy duro y frio, amorfo o sin forma, que ando haciendo caer a las personas, y que además…y que además no tengo sentimientos y que soy indiferente con los demás.

Caminante: Pero piedrecilla no tienes por qué estar triste por eso que dicen los demás, ¿acaso no te quieres?

Piedrecilla: Si me quiero pero..pero ellos dicen eso y me duele mucho.

Caminante: Mira piedrecilla si dices que te duele es que si tienes sentimientos, es una gran virtud.

Piedrecilla: ¿Una virtud?

Caminante: Es cuando uno posee una gran cualidad y tú tienes muchas piedrecilla.

Piedrecilla: ¿Cómo cuales? Podrías decírmelo por favor.

Caminante: Si eres dura es porque eres muy fuerte y resistente.

Piedrecilla: Si verdad, no me había dado cuenta, cuéntame más caminante por favor, por favor.

Caminante: Es
tá bien pero con calma. Si eres fría es porque el calor mas fuerte no te puede derretir, si eres amorfa es que eres diferente a los demás, si haces caer a las personas es que eso le ayuda a levantarse con mas energía y no eres para nada indiferente sino no te hubiese importado lo que digan los demás.

Piedrecilla: ¿Por qué?

Caminante: Porque el indiferente es aquella persona que no presta atención a los pensamientos y sentimientos de los demás y por lo que he escuchado tu has prestado atención a los pensamientos y sentimientos de aquellas personas.

Piedrecilla: ¡Si es verdad! Entonces si tengo muchas virtudes
. Gracias caminante ya no voy a llorar mas, me has ayudado mucho te lo agradezco.

Entonces la piedrecilla dejo de sollozar, pero antes de dejar al caminante y hizo un último favor, se le puso en su camino y el Caminante tropezó y en ese instante como por arte de magia el caminante dijo: “ah, ya me acorde por donde era mi hogar, si no me hubiese tropezado tal vez no me acordaría, gracias piedrecilla” Y así fue como termino todo, la piedrecilla contenta y el caminante en su hogar.

jueves, 22 de noviembre de 2012

CARBON




Un día, Andres entró a su casa dando patadas en el suelo y gritando muy molesto.
Su padre, lo llamó. Andres, lo siguió, diciendo en forma irritada:

- Papá, ¡Te juro que tengo mucha rabia! Pedro no debió hacer lo que hizo conmigo. Por eso, le deseo todo el mal del mundo, ¡Tengo ganas de matarlo!

Su padre, un hombre simple, pero lleno de sabiduría, escuchaba con calma al hijo quien continuaba diciendo:

- Imagínate que el estúpido de Pedro me humilló frente a mis amigos. ¡No acepto eso! Me gustaría que él se enfermara para que no pudiera ir más a la escuela.

El padre siguió escuchando y se dirigió hacia una esquina del garaje de la casa, de donde tomó un saco lleno de carbón el cual llevó hasta el final del jardín y le propuso:

- ¿Ves aquella camisa blanca que está en el tendedero? Hazte la idea de que es Pedro y cada pedazo de carbón que hay en esta bolsa es un mal pensamiento que va dirigido a él. Tírale todo el carbón que hay en el saco, hasta el último pedazo. Después yo regreso para ver como quedó.

El niño lo tomó como un juego y comenzó a lanzar los carbones pero como el tendedero estaba lejos, pocos de ellos acertaron la camisa.

Cuando, el padre regresó y le preguntó:

- Hijo ¿Qué tal te sientes?

- Cansado pero alegre. Acerté algunos pedazos de carbón a la camisa.

El padre tomó al niño de la mano y le dijo:

- Ven conmigo quiero mostrarte algo.

Lo colocó frente a un espejo que le permite ver todo su cuerpo.... ¡Qué susto!
Estaba todo negro y sólo se le veían los dientes y los ojos. En ese momento el padre dijo:

- Hijo, como pudiste observar la camisa quedó un poco sucia pero no es comparable a lo sucio que quedaste tú. El mal que deseamos a otros se nos devuelve y multiplica en nosotros. Por más que queremos o podamos perturbar la vida de alguien con nuestros pensamientos, los residuos y la suciedad siempre queda en nosotros mismos.

Ten mucho cuidado con tus pensamientos porque ellos se transforman en palabras.
Ten mucho cuidado con tus palabras porque ellas se transforman en acciones.
Ten mucho cuidado con tus acciones porque ellas se transforman en hábitos.
Ten mucho cuidado con tus hábitos porque ellos moldean tu carácter.
Y ten mucho cuidado con tu carácter porque de él dependerá tu destino.