Relax

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domingo, 14 de diciembre de 2014

RIQUEZA











 



- Maestro, quiero ser rico. Dame un consejo!

- Quieres ser rico? Abre tus ojos y mira y ve el bello color verde del prado que te rodean, abre tus oídos y escucha y oye el murmullo de la brisa en las hojas de los arboles, abre tus narices y huele el aroma a tierra mojada por el rocío matinal, abre tus manos y siente el frío del día que comienza… 

- Pero haciendo todo eso apenas seré un poeta y nunca llegare a ser rico!!!!! 

- Precisamente, si no lo haces, nunca lo seras; y si lo haces, habrás preparado tus sentidos para reconocer la riqueza en cualquier situación que te encuentres y aprenderás a guardarla para ti.

PERLAS

 
 
 
Había una vez en el lejano Oriente un hombre considerado muy sabio. Un joven viajero decidió visitarle para aprender de él.
 
-Maestro, me gustaría saber cómo llegar a ser tan sabio como usted...

-Es realmente sencillo, -le dijo- yo solo me dedico a descubrir perlas de sabiduría. ¿Ves aquel gran baúl de perlas?
 
-Sí.
 
-Son todas las que he acumulado durante mi vida.
 
-Sí pero... ¿dónde puedo encontrarlas?
 
-Están en todas partes. Es cuestión de aprender a discernirlas. La sabiduría siempre está preparada para quien esté dispuesto a tomarla. Es como una planta que nace dentro del hombre, evoluciona dentro de él, se nutre de otros hombres y da frutos que alimentan a otros hombres.
 
-Aaahhhhh, ya, ya.... Lo que me está diciendo es que tengo que ir descubriendo lo que hay de sabio en cada persona para crear mi propia sabiduría y compartirla con los demás...

En aquel momento, las palabras de aquel joven parecía como si se fueran formando una pequeña nube de vapor de agua que se condensaba hasta solidificarse en una pequeña perla. Inmediatamente el maestro la recogió para ponerla junto al resto de perlas.
 
El maestro le dijo:
 
-Realmente, mi única sabiduría es recopilar estas perlas para después saber utilizarlas en el momento oportuno.

viernes, 12 de diciembre de 2014

NI MAS, NI MENOS...





Existía un hombre muy rico que a pesar de tener mucho dinero tenía una naturaleza mezquina. No soportaba el hecho de gastar ni siquiera un centavo de su dinero.

    Un hermoso día, el Maestro Ch`an Mo Hsin fue a visitarlo.


    -El monje dijo: “Suponga que mi puño estuviera cerrado así para siempre, desde el nacimiento hasta la muerte, sin cambio; ¿cómo llamaría a esto?...”


    -“Una anormalidad.”


    -“Suponga que esta mano estuviera abierta así para siempre, desde el nacimiento hasta la muerte, sin cambio; ¿cómo llamaría a esto?...”


    -“Eso también sería una anormalidad.”
 

    -“Sólo es preciso que usted comprenda lo que acabamos de conversar, para que se convierta en una persona rica y feliz".